22 de diciembre de 2014

Bulls in the Bronx


Sangre. Sangre por todos lados. Sangre en tus labios, bajo tus pestañas, en sus nudillos. Gritos, animando, calentando el ambiente. Grito, y mi voz se mezcla con el bullicio. Nadie me ve, nadie sabe que estoy sufriendo. Y tú, tú no sabes cómo deseo que me oyeras. Te golpea una vez más, en la mandíbula, continúa la coreografía con tu estómago, corta nuestras respiraciones con una patada en el pecho.

“Las chicas son estúpidas” me gritaste, yo respondí diciendo que los chicos más. Teníamos nueve años, estábamos en tu porche. Tú querías jugar a gladiadores como siempre, y como siempre no me opuse. El casco que usabas para patinar en tu cabeza, el cubo con el que construíamos castillos de arena en la mía. El palo de la fregona en tu mano izquierda, la escoba en mi derecha. Como siempre acabé ganando, y tú como siempre acabaste tirándote al suelo, fingiendo tu muerte seguida de un enfado . Yo solo reía, tú fruncías el ceño.
“Pero tú me has ganado, tú no eres como las demás” terminaste. “Pero tú me has dejado ganar” pronuncié con una sonrisa, “tú no eres como los demás”.

Ahora estás en el suelo, sé lo que duele, pero no lloras. No sollozas. Son mis labios los que sienten la sal de las lágrimas. Y no paras, hasta tu último aliento, me temo. Y él está encima de ti. Sobre ti llueve. Llueven sus puños. Quiero ser tu paraguas.

Asfalto bajo nosotros. Ruedas sobre el suelo. Ahora tenemos once, y las bicis son lo que se lleva. Me prometiste que saldríamos este lunes, hiciera el tiempo que hiciera. Y tu manillar fue lo primero que vi al despertar. El cielo estaba gris, pero no había viento. No hacía frío. Solo gris. Una flor en mi cabeza, arrancada de mi jardín, por ti. Me dije a mi misma que no me gustabas, que yo no te gustaba. Que solo eran flores. Hasta que tu mano soltó el manillar y buscó la mía. Hasta que la mía te siguió. Hasta que tus dedos abrazaron los míos.

Algo cambia. Me encuentras. Por fin algo en ti se ilumina. Y luchas, y te levantas, y si, algo cambia. Él sigue confiado cuando te pones en guardia. Tú te confías cuando tu rodilla toca su estómago y tus nudillos su mejilla. Él pierde las esperanzas cuando ve ese brillo en tus ojos. Yo grito tu nombre, mi garganta arde. Sigues avanzando, no dudas. Más sangre. Más sudor. Cae al suelo, pero no se levanta. Se acabó.

“VETE”, la lluvia mojaba tu pelo mientras me gritabas. “NO QUIERO” mi paraguas cubriendo mi cabeza.
“No te quiero”
“Sé que no es así”
“No te merezco”
“No es verdad”
Me acerqué y no te alejaste. Acaricié tu mejilla y no apartaste la cara.
“Sabes que no soy bueno para ti”, sollozaste.
“Sabes que me da igual”
“A mi no me da igual”
Así se acabó, o eso creí cuando saliste corriendo. No te volvería a ver, o eso pensé hasta que te vi allí, rodeado de gente. Todos en tu contra, y sangre.




13 de noviembre de 2014

#Bruiser


Está oscuro, pero te da igual. Hace frío, pero no te importa. Llueve, no te gustan los paraguas. Al fin y al cabo ya estás acostumbrado. Algo se acumula en tu garganta, y no sabes si gritar, llorar, o que coño hacer. Sólo sientes como todo el calor de tu cuerpo va hacia tus ojos, hacia tus manos. Las aprietas en forma de puño, patético porque ese no eres tú. Pero ahí estás, acumulando mierda. Y así has estado, acumulando durante demasiado tiempo. Joder, necesitas explotar. Necesitas romper algo, tanto como si ese algo son tus nudillos. Y odias la lluvia, cayendo delicadamente sobre tus zapatos, suficiente para mojarte los pies pero no para ahogarte, para hundirte y desaparecer de una vez. Y te importa una mierda todo lo demás. Y duele, duele sangrar tanto por dentro como por fuera. "Gilipollas, imbécil", y es cuando deseas no haberle conocido.

7 de noviembre de 2014

The hearts wants what it wants.

¿Buenas noches? Estás a unos metros, pies quizás. Y te veo, y siento que estás todavía más lejos de lo que me gustaría, a pesar de que estoy acostumbrada. Y sonríes, pero no me ves. Estoy tan acostumbrada a evitarte, a esconderme. Solo quiero que me veas sonreír a mi también. Y todos en las gradas saben que quiero llamar tu atención menos tú.


Y de repente estás en todas partes. Apareces a mi lado y siento que me caigo, siento que cada segundo es una tortura. Sé que es mi cabeza, sé que el echo de sentarme a tu lado y accidentalmente rozar tu pierna es normal, es casualidad, aunque así es como se siente morir lentamente. Tus ojos, centímetros que quiero hacer desaparecer, y sé que es mi cabeza otra vez. Podría memorizar cada peca en tu iris, cada gesto que haces al sonreír, tus labios cortados, y como el frío te congela la nariz; podría, y hay mil razones por las que no debería. 

Alguien me odia, alguien que me obliga a acabar a tu lado, alguien que hace que nuestras manos se toquen, que tus dedos cubran los míos. Y el frío desaparece, y no lo echo de menos. Rezo por que la sangre no suba a mis mejillas, solo miro al suelo esperando que nadie se dé cuenta de lo correcto que es para mí. Porque es un error, todo esto es un error. Los latidos traspasando la barrera del sonido, los que piensan que hacemos buena pareja, el césped, los globos, el cielo, las estrellas que se esconden tras las luces del estadio. Quiero que desaparezca, quiero olvidar lo estúpida que soy, lo débil, imbécil, ilusa que me siento. Quiero dejar esto de lado, quiero no depender de ti para sonreír mañana.

But the heart wants what it wants...

2 de noviembre de 2014

If this is giving up, I am giving up.

Tíos que se creen encantadores, niñas que se ven adultas. 
Ella que trata de saber quién eres. Tú que sólo ves superficie. 
Mentiras que salen de los labios de un extraño y ojos que nunca se miran; no me importa si crees que es guapa. Tampoco a ella. 
Y poco a poco nos vamos desgastando, tirando las ganas de seguir adelante al rincón de "qué más dará". Estudia, aprende lo que es ser un hombre de verdad, es hora de que dejes de jugar. Ya no se lleva, el azul lo has sustituido por el amarillo, por la mentira, por la falsedad. No te deseo lo mejor porque no lo mereces; pero lo peor ya lo conoces. Y miles más que corren, tu que saltas. De flor en flor. Pensaba que el tiempo lo arreglaría, pero El sólo nos ha roto un poco más. Al fin y al cabo, eso somos. Somos piezas rotas que van buscando una manera de completarse. Y sangramos, lloramos, pero nadie encaja nuestro puzzle. Y tu la viste sangrar, pero tus piezas son más importantes. 


16 de octubre de 2014

¿Cómo estás?

Estoy cansada. No tiene que ver con dormir. Aunque ya no duermo.
Estoy cansada pero no tiene que ver con correr, aunque solo quiero huir.
Estoy cansada porque siento que esto me supera, que no soy lo suficientemente buena. No sé jugar ni con mis propias reglas. Y no quiero estar bien otra vez. No quiero perder el cansancio. Prefiero acostumbrarme a él, hacerme con él. Estar bien significa estar mal, algún día, otra vez. Es más fácil si solamente lo evito, si me hundo a mi misma todo el tiempo; se podría estar mejor pero no quiero estar mejor joder. Llámame imbécil, hipócrita, ya lo sé.
Estoy cansada de vivir con mi peor enemigo, de no poder pedirle que se marche porque está en mi cabeza.
Estoy cansada de no sentirme cómoda en ningún lado.
Estoy cansada, pero no tiene que ver contigo. No me importa. Y ahora lo siento más que nunca, me da igual. Olvida lo que iba a decir, porque no tiene sentido.
Estoy cansada de todo. ¿A dónde voy? Lo siento pero no encuentro mucho sentido a despertarme mañana, no quiero seguir esperando que las cosas cambien, y que cambien para peor. Solo quiero dormir para siempre.

5 de octubre de 2014

I want you here with me.

Y te echo de menos. Echo de menos despertarme con tu voz, mamá. Echo de menos bromear contigo, papá. Echo de menos a mi hermana, a sus pronto quince años. Echo de menos los tempranos, saber a donde ir, saber donde estoy. No sabía lo que era de verdad echar de menos hasta que de verdad me quedé con menos. Porque me siento como si fuera un pez fuera de su pecera, y ojalá te hubiera abrazado mas fuerte. Y estaremos bajo el mismo cielo pero la lluvia no es la misma; miraremos las mismas estrellas, pero no puedo coger tu mano. Sé que es normal, sé que si no te enfadarías conmigo, pero soy yo la que se despierta en otra cama, la que bromea con otro que no es su padre, y no estaré ahí para verla crecer. Te quiero conmigo porque las noches se me hacen largas y los días más. Te quiero aquí, porque estoy cometiendo demasiados errores. Te quiero aquí conmigo, para no echarte más de menos. Te quiero aquí, conmigo, no sin ti, no sin mi.
Y solo espero que nada cambie, que todo siga siendo lo mismo cuando nos encontremos.

         

28 de septiembre de 2014

Sink or swim?




¿Azul, verde, o solo reflejo? Flotaba sobre la nada, inmensamente inmensa, el horizonte lo marcaba la marea, la Luna subía y bajaba desde el cielo para sentirse menos sola. Las estrellas se reían de ella, por ser la más pequeña, y además la abandonada por excelencia del Sistema Solar. Lloraba a la gravedad pidiéndola encontrarse con su amigo el mar. Suplicaba por chocar con el Sol, pero los años luz jugaban con ironía sobre ellos.

¿Azul oscuro o negro? Flotaba sobre una superficie irregular, para ella inefable, una línea oscura al fondo, dibujada por las propias olas. Tumbada mecida por las idas y venidas de alguien más grande que ella. Helada de frío, pero con los pelos de punta por las vistas. Los ojos bien abiertos, a pesar de la sal, a pesar del escozor en cada pestaña. Las piernas hormigueantes, el cuerpo casi muerto, a merced de "lo que ocurra". Aún podía contar, contaba los segundos por miedo a no llegar a los minutos. "¿Nadar o hundirme?" En algún lugar alguien la había olvidado. Su cuerpo simulaba una estrella de mar, pero ojalá pudiera recomponerse después de haber llegado a estar tan rota. ¿Nadar o hundirse? Podría simplemente quedarse ahí para siempre, ¿nadar o hundirse?
Y elevó sus brazos, y tocó la Luna.

Siempre hay esperanza.

24 de septiembre de 2014

Anatomía de una extraña.

Se mira al espejo. Ojos redondos, pequeños. Nariz, aire dentro, aire fuera. De repente para. Suelta un gran suspiro. Aire dentro otra vez. Y abre la boca, y vuelve a dejar que el aire escape, deja que sus dientes arañen el dióxido de carbono, dejando su marca en el mundo. Barbilla, baja, indecisa. ¿Qué debería hacer ahora? Sus manos caen muertas a ambos lados de su cadera. Y se mira a sí misma. Como si estuviera mirando a través de la ventana. Y comisuras hacia abajo. Y mejillas manchadas de negro, pupilas a juego. Juega a adivinar cuanto más podrá aguantar así. Mirándose. Pecas, lunares, arrugas. Cicatrices del tiempo, marcas de nacimiento.

 ¿Por qué es tan duro? 
¿Por qué siente la necesidad de apartar la mirada? Mirada. Mirarse. No hace más que mirarse.
 Pero es como si no fuera un espejo. Es un cristal. Una extraña la observa.
 ¿Quién eres? 
 No sonríe.
¿Quién eres?
 Su pecho se hunde y aumenta de golpe. 
¿Quién eres?
 Aprieta los puños.
 ¿Quién eres? 
Coge las tijeras.
 ¿Quién soy? 
El espejo se rompe.

12 de septiembre de 2014

Y no sé si quiero llorar o romperte la nariz.

¡WOOOOOO! Qué ganas de descargar mi rabia contra la pared. Qué mundo lleno de gilipollas. De falsas esperanzas y guiones descargados en el Rincón del Vago. Ug. Si pudiera ir, y darte lo que te mereces. Si pudiera demostrarte lo imbécil que eres. Y por desgracia seguirás con tus sonrisas encantadoras, brillando allá a donde vas.
No sé como siempre acabo metiendo la pata en el mismo hoyo (absténganse de mal pensares), parece que mi subconsciente lo va buscando, será que le gusta hacerme sufrir. Quizás estoy hecha para sufrir, quizás soy una masoquista de mierda. O el mundo está lleno de gilipollas. Sí, creo que eso ya lo he dicho. Será verdad entonces. ¡Ah!

No. No. No. Por favor no. No quiero derrumbarme. ¡Qué alguien haga algo! Me muero.

4 de agosto de 2014

Icarus syndrome

Miedo.
 De ese miedo que no es muy intenso pero que se va haciendo mas fuerte con el tiempo. El que se cala en los huesos, el que se queda dando vueltas al rededor de tu cabeza. El que no se olvida.
 Tengo miedo.
 De ilusionarme. De esperar "demasiado" y recibir "demasiado poco", de acabar en números rojos, de congelarme porque creía que me encontraría mucho más sol. No quiero que esto resulte insuficiente, no quiero que mis sueños se queden en solo sueños. 
Tengo tanto miedo,
 tanto que más que alertarme me encierra en una habitación, sin ventanas, ni luces, con paredes negras teñidas por la oscuridad. No me permito que mis expectativas suban del 0, porque eso significaría poder estar bajo cero, y como he dicho no quiero más hipotermias. ¿Y si me va bien? Y me puede ir mal, y en ese caso prefiero ignorar como me irá.
Tengo miedo, mucho miedo.
 No es el miedo de las películas de terror. Es más bien cuando haces cola un día entero para comprar el libro que querías y que al final la cola resultara mejor que el propio libro. Es como cuando te columpias hasta llegar lo más alto posible creyendo que llegarás lejos. Y que al final saltes y lo único que consigas sea rasgarte las rodillas.

12 de julio de 2014

If you life forever then where is the fucking point?

No nos vimos. No me sostienes. No nos cogeremos de la mano. Cenicienta no existe, y yo llevo los cordones bien atados. Blancanieves no era tan bella, y ahora el moreno se lleva. Paso de creerme que los finales siempre son felices cuando todos tienen miedo a la muerte. Que las hadas madrinas son reales cuando solo conozco madres sin alas ni baritas. Ni carteles en mi busca, ni besos bajo la lluvia, ni nómadas que pasan a ser príncipes, ni ruecas envenenadas, solo sueños y horas sin despertar. Sé de sobra que rompería un zapato de cristal y comería un Big Mac antes que una manzana. No hay príncipes, yo no soy ningún tipo de princesa, y aquí los reyes abdican. El caballo blanco lo vendieron para poder pagar la hipoteca y mis sueños se quedaron frente una pantalla jugando al LoL. Soy tan real como el dolor y tan normal como tomarse un ibuprofeno para llevar el día. Mis vestidos son los únicos de mil que me convencieron, pero no servirían ni para un solo baile. Las únicas veces que he bailado han sido dentro de un gimnasio, y los palacios están a peajes de aquí. Espero no ser pesimista, sino más bien realista, porque las calabazas son para Halloween, pero las escobas no vuelan.


¿Y por qué no? ¿Por qué no me llevas en tu alfombra mágica y fingimos que todo esto no nos afecta? ¿Por qué no actuamos como si no fuéramos a crecer? Enséñame eso de la Bella y la Bestia, demuéstrame que si te beso te convertirás en príncipe, quizás en futbolista, cantante o en el amor de mi vida. Dime que estoy loca, que me estoy equivocando; concédeme tus tres deseos, te llamaré genio.


Pero mientras tanto me acostumbraré a los domingos sola y a mi madre por las tardes, a las deportivas, al queso de las Cheeseburgers, a barrer, a ponerme a dieta cada Lunes, al brillo de una pantalla, a llorar, a los vaqueros, las pesas, y a mi misma.

 

25 de junio de 2014

I won't cross this street until you hold my hand.

Es simple. Tan simple como mi dedo índice recorriendo tu espina dorsal. Mi pulgar acariciando los lunares, las pinturas de tu cuerpo. Recomponer tus heridas para besar tus cicatrices. Mis uñas marcando cada pequeño poro de tu espalda. Una ventana abierta y la brisa de verano, que nos eriza, nos duerme, a pesar de que estamos bien despiertos. Unas persianas que dejan pasar la noche, unas estrellas y una luna que iluminan, que marcan las sombras bajo tus vértebras. Paredes que no dicen nada, pero que ven y guardan nuestro secreto bajo el gotelé, bajo todo ese yeso y vigas que las sostienen. Testigos muchos, culpables solo nosotros dos, somos ladrones. El tiempo nos lo cobrará de todas maneras.

Es sencillo. Tan sencillo como tu pulso y el ruido de las hojas al rozar el viento. Tú sonriendo y yo acompañando cada melodía, cada acorde. Nuestras guitarras, que no están, pero tocan. Tus ojos, mi miedo, los dos podrían hacernos daño si nos descuidamos. Fuera la vida sigue, aquí dentro todo se detiene. Se para cuando pestañeas, pero no continua si abrimos los ojos. Ahora tus dedos buscando mis cosquillas. De arriba a abajo, encontrando mis piernas, mis brazos, mi cuello... No sé quién dijo que los silencios fueran incómodos, para mi eran mejor que el látex de mi cama.

Es fácil. Tan fácil como peinar tus enredos y dejar que seas tú el que me líe a mi. Y explicarte que no es el frío lo que me pone los pelos de punta, ni lo que suena en la radio mi canción favorita. Contarte que las estrellas están lejos porque a ti ni se te acercan, ni la Estrella Azul brilla más que tu mirada, que la mía cuando te veo. Sigo enamorada de muchas cosas: del té, el dulce, las golondrinas, y de tu mano y la mía encajadas como si fueran un puzzle de sólo dos piezas.

Es simple, sencillo, fácil quererte.

14 de junio de 2014

Voy de aquí a allá sin saber muy bien por qué. Algunos me ignoran, otros comparten miradas que luego olvidan. Pero decido no quedarme.
Dicen que hay que buscar algo en la vida que nos haga sentir llenos.
Pero nadie habla de lo bien que sienta ese vacío.
No estoy acostumbrada a él, como intenta el resto. Acostumbrarse solo mata las ganas que le pones a vivir. A mi me gusta este vacío.
Sigo sin rumbo, sin ruta establecida. 
Caminar con los ojos cerrados es lo que necesito. 
No quiero saber por donde camino porque no creo que lo necesite.
No creo que sea agradable.
¿Para qué sentirse lleno? La gracia es seguir buscando. Nunca nos ha gustado terminar de jugar, ni si quiera cuando el juego era difícil, ni si quiera cuando era lo que más necesitábamos.
Quizás sea yo.
Quizás yo sea la que necesite algo más.

¿Qué pasó después?

El sol apareció vacilante, como si la realidad que estaba a punto de ver no le agradara, como si fuera a iluminar de la oscuridad, la mentira, la verdad. No tenía más remedio, así que finalmente superó la linea de meta, avanzó por el horizonte. Y así, la decadencia salió a la luz.
Casas en ruinas, con cocinas destrozadas y azulejos intactos. Piedras, restos de elementos sin identificar, cubiertos por una fina capa de vegetación. Calles ocultas tras la sombra de los árboles. No se sabe qué pasó, pero si que nada ocurrirá.
"Desierto" susurra el viento, el cual es el único que llena aquel vacío, todos esos espacios en blanco que borraron o no se atrevieron a llenar siquiera.  Se podría decir que ni el ruido ni ningún tipo de sonido seguían allí.Ya no había nadie.
Y así, es como descubrí que ya no te importaba. Como supe que había muerto, y que para ti solo era olvido.

11 de mayo de 2014

No es depresión, sólo es domingo.

Cuando le doy al play sólo quiero que suene algo que me haga llorar del todo, es domingo, es lo que necesito un domingo. Hoy es un día de esos en los que la semana entera se me ha echado encima y no puedo cargar más con este peso. Mi cabeza me está matando. Mis pensamientos ahogan cada palabra de esta canción. Envuelven la habitación en algo que parece oler a quemado, el humo me abruma, sin oxígeno soy incapaz de pensar con claridad, y es todo un círculo vicioso donde lo único que consigo es marearme. Joder, soy gilipollas.
No debería pero lo hago, sólo sé creer que no soy suficiente. No soy suficiente para nadie. No sé llenar ese vacío, ni tampoco mis abrazos logran llegar al alma. Me siento tan jodidamente inservible, tan "tíralo, no es necesario". Tengo miedo, no quiero quedarme en este salón vacío para siempre. Pero nadie va a querer aguantarme más de dos minutos, todos se acaban yendo en algún momento. Al final siempre termino tan  condenadamente  sola. La misma historia, y es todo por mi culpa. Que puta impotencia de mierda.

20 de abril de 2014

Metáfora de como me siento realmente.

Érase una vez un bolígrafo sin tinta. Nunca nadie supo decir su aspecto, si era azul, naranja o transparente con flores dibujadas, pero aquel bolígrafo vivía olvidado al fondo de un cajón. Y tampoco se sabe de quién lo puso en ese lugar, si lo guardaron por pereza a tirarlo. Era un bolígrafo sin tinta, lo único que sabía hacer era escribir, dibujar, dejar marcas en espacios en blanco, ahora ni eso. Estaba vacío, era inservible, inútil, basura acumulada. En otra vida, tan lejana que apenas retenía bocetos de momentos concretos, alguien derramaba gotas de algo líquido y salado sobre las palabras que trazaba, las cuales le indicaron que aquello era sentir tristeza. Envidia e impotencia quizás ocuparían sus pensamientos al saber que él nunca podría sacar esas "lagrimas"de su interior, que se sentiría así para siempre, y que nunca más sería tan importante como hace muchísimo tiempo.

26 de marzo de 2014

—Dí algo, me estoy dando por vencida.

    Silencio, me hago pequeña a cada segundo que paso dudando si algún día responderás. Te miro, me miras, nos estamos mirando pero ya no significa lo mismo. Me tragaría mi orgullo, te quiero, pero aún así me marcharía. Me iría de aquí si no me pidieras que me quedara, porque siento que ya no me necesitas. Por favor dí algo, no te quedes callado. Realmente no me importa que palabras saldrán de tu boca con tal de sentir que me escuchas. Te seguiría a cualquier lado, pero sé que tú por mi ya no darías ni un paso. ¿Entonces estuvo todo en mi cabeza, no fue nada?
    Te acercas y mi corazón explota, porque sé que en este momento piensas en mí, para bien o para mal. Sigo viendo algo en tu pupila que no he conseguido ver en nadie más, y sé que pasaré noches en vela tratando de borrarla de mi mente si no me dices nada. Contesta. Haz algo más que pestañear. Haz algo más que acercar tu mano a la mía y cogerla, no pienses que basta con dibujar círculos en ella. Hazlo ya, porque si no me iré, y por mucho que me cueste, no volveré. Por favor, quiero saber si todo esto merece la pena.
    Me rodeas con el otro brazo y me aprietas contra tu pecho. De repente mi hombro está húmedo y el tuyo lleno de lágrimas. ¿Quién diría que alguna vez fuimos tan distintos? Sé que quizás no tendríamos que haber llegado hasta aquí, lo siento. Sé que no dirás nada, y que el silencio me hará sentirme más pequeña todavía. De todos modos, ya nada de lo que digas va a servir, porque noto como tu corazón trata de cazar mis latidos y es lo único que me importa.

24 de marzo de 2014


No sé como se supone que debo de actuar cuando me da igual, pero estoy aquí una vez más. No sé por qué me da por hundirme de nuevo cuando se supone que todo estaba bien, ni sé qué hago escuchando la misma lista de reproducción titulada con tu nombre. Desde que dejé de ser esa estúpida no hago más que preguntarme quién soy, luego llego a la conclusión de que sigo siendo esa estúpida. Subo, entonces bajo una vez más. No puedo evitar recaer cada dos por tres, cada domingo, esta vez lunes, con la misma rutina encima de mí. Me ahogo, otra vez. ¡Otra vez, imbécil! 
Pero no, ya paro, no puede afectarme tanto. No me merezco que me afecte tanto cuando me siento tan insignificante. Cuando algo afecta a algo es porque ese algo es importante, y yo no valgo una mierda. A veces ni el aire que respiro.

Ya paro, esta vez va de verdad...
Gilipollas, ojalá no volvamos a vernos. 
En realidad, ojalá volvamos a vernos y no seas tú con quien vaya de la mano.
Bueno, ya quisiera yo que eso pasara ¿no?
Es que no me queda más remedio que sentirme impotente, y no parar de pensar si alguna vez me llegará a mí. Si alguna vez seré feliz de verdad. Alguna vez, quizás alguna.
Pero no, ya paro, no quiero más 
"otra vez". De verdad que ya paro.



21 de marzo de 2014

365 días, 4 estaciones al año.

Desde aquí las vistas son preciosas, y no tengo nada que envidiar a todos aquellos que ven el mar nada más levantarse o a los que consiguieron vernos a todos desde arriba al subir al Everest. Yo tengo el invierno, la nieve, el hielo, todo frente a mí. Amplios ventanales y ese brillo en la esquina superior derecha que ilumina mi oscuridad. Puede que a veces cierre los ojos y sienta que lo pierdo, pero cuando los vuelvo abrir siguen ahí. Cuento cada estrella para dormirme, pierdo la cuenta a posta y vuelvo a empezar, porque no quiero que los sueños rompan esta realidad. Yo tengo el invierno, pero a veces es como si el viento se convirtiera en brisa y las tormentas en calma. Así, de algún modo tengo el verano, porque siento el mar, siento como susurra que me quede un poco más, y siento como consigue que me hunda por completo en sus olas, en sus idas y venidas. Cuando lo miro siento que no necesito más, que es todo lo que me falta y estoy completa. Y claro, tengo otoños, a veces siento que no volveré, que me caeré totalmente seca y que crujiré bajo el zapato de algún extraño. Entonces es cuando recuerdo que me queda la primavera, y me doy cuenta de que te quiero todas las estaciones del año.

14 de marzo de 2014

El puto catorce de marzo de dos mil catorce: Sinceridad.

No te voy a mentir, me ha sentado como una puta patada en el estómago. Aquí estoy yo, con el maquillaje cayendo poco a poco sobre mi almohada y tú por ahí, queriendo a otra. Y no lo veo justo, no veo justo que permitieras ponerte en mi camino, que yo me pusiera en el tuyo y que mientras otra jugara con las mismas cartas. No veo justo que me hicieras creer que de verdad importaba, o que a lo mejor debía quererme un poco a mi misma cuando le repetías lo mismo a ella. Podías habérmelo dicho, no haberme dejado creer que tenía papeletas cuando ya se había hecho el sorteo. ¿Cómo me quedo yo ahora? ¿Cómo la grandísima mierda que soy? ¿Cómo el cero a la izquierda que he sido siempre? Joder que me arden las mejillas de la impotencia, de lo inútil que me siento. Soy gilipollas, imbécil, más bien ilusa porque  pensé que tenía posibilidades. ¿A quién coño quieres engañar Elena? Qué no eres nadie, nunca te van a querer, y no sirves para nada. Que te vayas ya a algún rincón a esconderte, que lo mismo dará, ya ves. Tú paso es igual de notable que el de una hormiga, y él, él el jodido huracán que ha acabado por derrumbar lo que estaba en ruinas.

11 de marzo de 2014

Basado en hechos reales.

"–¿Dónde te metes? 
–¿A qué te refieres? 
–A que ya nunca estás donde solías estar.
–Ah ya, he dejado de ir.
–¿Por qué no me has avisado? 
–Por que quería estar sola."
  
Y una vez más huyo de las situaciones incómodas, una vez más dejo que la gente se vaya. Es más fácil escuchar música, pretender que no hay nada mal hecho ni equivocaciones. Pretender que no soy yo la que falla. Así poco a poco me he ganado lo que voy recogiendo, me merezco sentirme sola de verdad porque es lo que he estado pidiendo a gritos. Y lo único que quiero es alguien que pueda aguantar alguna de mis idas y esté para mis venidas. Quiero hablar con alguien e ir más allá de una mierda de "bien, ¿y tú?". Quiero sentir que cuando ya no me soporte a mi misma venga alguien y lo haga más llevadero. 

"–¿Has tenido un día malo o algo?
–Llevo semanas así."

De todas maneras me callo, sólo te lo cuento a ti que a saber por qué me lees. Quizás es miedo, poca confianza, inseguridad o un retraso monumental, pero lo único que puedo conseguir son malas caras, preocupación innecesaria o un "no te rayes". Y para eso, dejo que esto me pudra por dentro, porque total todos tenemos algo de mierda en el interior. 

"–¿Por qué te acuestas tan pronto? 
–Porque estoy cansada de estar despierta y de todo esto."

                       

5 de marzo de 2014

Cinco de marzo de dos mil catorce: Colapso.

Quiero pedir perdón por ser como soy. Porque que cuesta aguantarme, lo difícil que es darme la segunda, tercera o décima oportunidad. Y sobre todo lo complicado que es entenderme cuando ni yo sé elegir entre sentirme sola o ser independiente. Esas veces que me voy de este mundo, esas horas que parece que de alguna manera desaparezco, pido perdón, pero se me hace más fácil simplemente dejar que todo huya de mí. Y si decides marcharte, no te lo impido, yo lo haría si pudiera. Si cierro los ojos habrá veces que no los abra en un tiempo, hay conversaciones que prefiero que se queden entre mi piel y mi garganta. Saber lo arrepentida que estoy de correr en dirección opuesta, de ir a contracorriente, me ayudaría, me lo haría todo más fácil quizás. Nada es fácil, ya lo . De soñar se sobrevive y yo me pasó el día saliendo del paso gracias a eso. Lo siento más que nada porque no quiero parecer ausente, pero no sé otra manera de estar. No sé estar ahí, no sé amortizar ni pasarme las noches en vela. Soy totalmente inútil con todo. Y ellos se cansarán, y aquellos fruncirán el ceño cuando vean mi arte para pasar de todo. Y yo agacharé la cabeza de nuevo, y esperaré a que el suelo recoja lo poco que me queda por decir. No espero nada, sólo quiero sacármelo de la cabeza. Quiero pedir perdón por ser como soy. Porque que canso y repito lo mismo cien y mil veces hasta que siento que alguien me escucha. 
No me perdones, yo tampoco lo haría. 

22 de febrero de 2014

Así que corre como siempre, no mires atrás.

Supongo que una vez más no debería suponerme un problema, tendría que estar acostumbrada. Pero aún así, odio que jueguen con mis ilusiones de esta manera. ¿Qué he hecho yo para que me hagan estas cosas? Me quitan todo lo que me dan. Tan pronto como me ven feliz algo viene y vuelta a empezar. Una se cansa de intentar las cosas de nuevo, ya voy a empezar a pasar de todos. Solo tengo ganas de mandarlo todo a la mierda, de apagar el mundo y poner el reproductor en aleatorio. De apagar la luz, cerrar los ojos y dejar que las teclas del piano me pongan la piel de gallina. Voy a ser fría, dura, voy a crear un caparazón que haga que todo me rebote y que no permita a nadie entrar, porque esa parece la única manera posible de no salir herido. Ese es el problema de todo el mundo: darles algo que no van a cuidar. Y no lo cuidarán, jugarán con él, le darán patadas, lo apretarán, lo rasgarán, y luego se lo darán a otro que pretenderá arreglar algo que más tarde volverán a tirar. Tantos guiones repetidos, tantas palabras que habréis dicho a muchas.
Y bueno, nos piden soñar para que veamos la realidad, es decir, quieren que volemos para que alguien nos corte las alas y nos comamos con patatas el suelo. Será por eso que lo primero que nos enseñan es a caer.
No sé, cada vez tengo menos ganas de nada, a cada paso que doy vivo más desengañada. Lo siento pero se me van, se van tan rápido. Y siempre me dijeron que era una vaga, así que esta vez no iba a ser menos, y dejo que se vayan, a donde quieran, no las quiero.
Que me mientan, que me digan la verdad, no voy a creeme una mierda.
Lo siento otra vez, pero estoy cansada.

6 de febrero de 2014

A pound for my thoughts? No, i sell it for a dollar.

Camina agachado, con los brazos colgando de los hombros como si pesaran más de lo habitual y los dedos soñaran con rozar las baldosas del suelo. Arrastra las plantas de los pies porque estos no quieren dignarse a hacer mayores esfuerzos. ¿Se podría decir que lleva los ojos abiertos cuando no puedes distinguir entre sus pupilas o la nada? Ver sin mirar, camina sin pensar de un lado a otro pensando que de alguna manera el dolor se irá. No iba de negro porque negro estaba por dentro y nunca había sido de expresar como se sentía. Pero aún así el agujero en él permanecía en su epicentro, era una concentración de tantas cosas que no podías separar ninguna del resto. ¿Es por esa aglomeración que se sentía tan vacío? ¿El resto de su cuerpo se había quedado inerte entonces? 
Hay veces que quieres sentirte bien, y hay otras que estás tan hundido que el levantarse resulta una estupidez porque sigues a mil metros bajo tierra. Y él estaba ahí atascado, encerrado en su propio hoyo mientras que el resto de personas lo saltaba. ¿O sólo pasaban de largo porque no iba de negro y sonreía de vez en cuando? Quizás no pedía alguien que le dijera que le pasaba, quizás sólo quería que le escucharan y después le dejarán seguir en su subsuelo. Quizás era pedir demasiado cuando nadie podía verle de verdad.

5 de febrero de 2014

Cinco de febrero de dos mil catorce: Joderos.

Ya. Ya está. He llegado al límite y me he perdido a mi misma. Estoy harta. Se ha acabado. Que le den a todo, que os den a todos, que yo ya paso de esa especie de "lugar llamado mundo". Me voy a dedicar a mí, a hacer lo que quiero, a sentirme bien conmigo misma. Porque si ni yo misma me respeto nadie me va a respetar, ¿cómo espero que alguien me quiera si ni yo misma puedo hacerlo? Ahora soy yo contra lo que digan.
¿Y sabéis qué? Que cantaré a gritos porque es lo que la euforia me pide, que bailaré de felicidad porque es lo que mi cuerpo necesita. Voy a escuchar un millón de veces mi canción favorita hasta que me sepa de memoria cada nota y repetir el proceso. Sacaré la mano por la ventanilla del coche y sentiré el viento golpear mis dedos, a pesar de que hagan ciento un grados bajo cero en la calle; y mandaré a la mierda a quien sea
si me impide hacer lo que quiero. ¡Qué os den a todos! Gracias por ayudarme a encontrarme, ahora ya no os necesito. Empaparme porque está lloviendo y no llevo paraguas pero aún así decir que hace un precioso día. Perder el bus y sonreír porque podré volver a casa andando. Equivocarme y saber que de los errores se aprende. ¿No os cansáis de estar tristes? Porque la vida son dos días y no voy a dejar que unos gilipollas me arruinen la noche. Que el reloj corra entonces porque sinceramente no me importa. Comeré una onza, quizás toda la tableta de chocolate si me apetece. Soy feliz joder, soy muy feliz.

2 de febrero de 2014

No soy de llorar los domingos.

De esto que no sé a quién quiero engañar. Que me siento una pesada pero de todos modos no soy capaz de dejar de tropezar con la misma piedra. Voy pretendiendo que estoy mejor que nunca, que me alegro de que todo halla acabado así pero a la hora de la verdad la risa me sabe amarga. Y de alguna manera el universo conspira contra mí y parece que todo el planeta gira al rededor del mismo eje, cuando a mi me dijeron que existían las casualidades. Pero si existen, ¿por qué veo el mismo nombre, escucho la misma canción y oigo las mismas palabras todo el tiempo? ¿Por qué me persiguen cuando lo único que intento es correr?
Pensaba que estaba bien hasta que vi que no lo estaba y me comí de golpe toda la mierda que había dejado de lado. Pensaba que esto no me afectaría tanto cuando ya estaba cansada de que me afectase, y resultó que eso daba igual, que el asesino siempre vuelve al lugar del crimen.
Ha pasado un año y sigo igual de mal, igual de jodida. Ahora mi insomnio tiene nuevo nombre pero son las mismas pesadillas las que no me dejan dormir, y te juro que me duelen los ojos de contar arrugas en el colchón. Me lo dijeron, que cuanto más alto fueras más dolía cuando te caías, y yo como una imbécil fui detrás de Ícaro y acabamos quemándonos con el sol.

28 de enero de 2014

Disculpen las molestias.

Hoy no abrimos, el local está a oscuras. Pedimos disculpas por las molestias ocasionadas pero se nos han cruzado un par de cables y estamos teniendo más de un problema técnico. Así que dedíquense a pasar de largo, a recordar que antes aquí había vida, estamos vacíos. El dueño ha cerrado la puerta y ha escondido la llave, quizás la ha tirado porque ya no la necesitaba. Eso no lo sabemos, sólo sabemos que todo está roto, caído, lleno de grietas y humedades. Les decimos de corazón que esta no era nuestra intención pero que las circunstancias han podido con nosotros, de modo que no hemos visto otra alternativa que decir adiós. Las ventanas están cubiertas con periódicos llenos de historias ya pasadas y el polvo se acumula sobre las repisas. Nos arrepentimos pero nos dejamos llevar. No llamen más al timbre, no estamos sordos pero es que ya no funciona, hace tiempo que no funciona... De todos modos, no creo que nada de esto les importe, total estamos destrozados y eso no es nada nuevo.
Igualmente, disculpen las molestias.

21 de enero de 2014

No sabría si decirte que estoy cansada.

Me dijeron que a partir de cierta edad dejabas de tener miedo a la oscuridad, pero no conozco otro tipo de sueño que una pesadilla. Quisiera saber si vivir es así de verdad o hay algo más detrás de estas cortinas de humo, y si lo hay, ¿cuándo se supone que desaparecen? De momento no le veo la gracia a levantarse para volverse a acostar, ni a hacer la cama para deshacerla más tarde. Los días pasan como simples "Martes", "Jueves", "Sábados" y yo sigo siendo la misma estúpida de siempre. Y me gustaría que las cosas cambiasen, y que todo dejase de ser un simple escenario donde los que pueden salen a lucirse y los que no mueren aplastados por la multitud. Me siento igual de vacía que nada, soy tan gris que no sabría decirte si hay más negro que blanco. Me arrepiento de todo y a la vez de nada. Me siento inútil pero a la ver afortunada. Egoísta por quejarme de mi misma cuando hay gente que muere por condiciones injustas. Ojalá no fuera yo, si no otra, otra que quizás haría las cosas mejor.
 "Tienes razón, pero mi cabeza no es tolerante a la verdad."

4 de enero de 2014

Esta vez no me caeré por las escaleras.

Despierto, veo escalones, y a ti en el último piso. No hay ascensores, ni escaleras mecánicas, solo pies descalzos y pocas ganas de esforzarme, total, ¿para qué? La vida es escalar, pero no me apetece clavar más veces mi pico en una superficie inestable, así que prefiero quedarme aquí atascada en mi pequeña cueva esperando a morirme de frío. Opto por ir hacia abajo, siempre he sido demasiado cobarde como para esperar si quiera a la hipotermia. Así que desciendo poco a poco por mi montaña, o deshaciendo los escalones detrás de mí. Es lo mejor, trato de decirme eso, así no podré equivocarme, así la distancia de la caída será menor, así me costará menos mantener la respiración, si no lo pienso mucho...
Entonces tu imagen de nuevo, en lo más alto, y tengo envidia y a la vez cierta admiración. Giro y contemplo otra vez los escalones, ahora son más y estoy más cansada. Pero subiría miles de kilómetros con tal de alcanzarte. Ahora corro, voy de dos en dos, de oca en oca y tiro por que me toca, por decirlo de alguna manera, para que me entiendas. Tropiezo, caigo, me rompo en mil pedazos, me levanto y recojo el mayor número de trozos que me permiten mis manos y sigo, cada vez me duele más, pero aún así no paro. Y mientras tanto pienso en ti, en lo lejos que estás y en lo difícil que resulta tratar de seguirte. Cuando quiero darme cuenta, estás a ciento un escalones detrás de mí.