12 de julio de 2014

If you life forever then where is the fucking point?

No nos vimos. No me sostienes. No nos cogeremos de la mano. Cenicienta no existe, y yo llevo los cordones bien atados. Blancanieves no era tan bella, y ahora el moreno se lleva. Paso de creerme que los finales siempre son felices cuando todos tienen miedo a la muerte. Que las hadas madrinas son reales cuando solo conozco madres sin alas ni baritas. Ni carteles en mi busca, ni besos bajo la lluvia, ni nómadas que pasan a ser príncipes, ni ruecas envenenadas, solo sueños y horas sin despertar. Sé de sobra que rompería un zapato de cristal y comería un Big Mac antes que una manzana. No hay príncipes, yo no soy ningún tipo de princesa, y aquí los reyes abdican. El caballo blanco lo vendieron para poder pagar la hipoteca y mis sueños se quedaron frente una pantalla jugando al LoL. Soy tan real como el dolor y tan normal como tomarse un ibuprofeno para llevar el día. Mis vestidos son los únicos de mil que me convencieron, pero no servirían ni para un solo baile. Las únicas veces que he bailado han sido dentro de un gimnasio, y los palacios están a peajes de aquí. Espero no ser pesimista, sino más bien realista, porque las calabazas son para Halloween, pero las escobas no vuelan.


¿Y por qué no? ¿Por qué no me llevas en tu alfombra mágica y fingimos que todo esto no nos afecta? ¿Por qué no actuamos como si no fuéramos a crecer? Enséñame eso de la Bella y la Bestia, demuéstrame que si te beso te convertirás en príncipe, quizás en futbolista, cantante o en el amor de mi vida. Dime que estoy loca, que me estoy equivocando; concédeme tus tres deseos, te llamaré genio.


Pero mientras tanto me acostumbraré a los domingos sola y a mi madre por las tardes, a las deportivas, al queso de las Cheeseburgers, a barrer, a ponerme a dieta cada Lunes, al brillo de una pantalla, a llorar, a los vaqueros, las pesas, y a mi misma.