6 de septiembre de 2016

Nuestra capacidad de autodestrucción puede llegar tan lejos que somos nosotros mismos quiénes ahogamos nuestras propias llamas.

Si tuviésemos que contar la cantidad de extraños con los que cruzamos a lo largo de nuestra vida acabaríamos pensando que solo somos la última mierda del universo. 
Gracias a dios a nadie se le ha ocurrido de momento, así que nuestro ego permanece intacto. Seguimos siendo especiales, con talento, únicos. ¿No?
No lo sé, pero te miro y me pregunto a cuántos extraños habré tenido que desechar para llegar a conocer tus ojos.
Me dices que eres uno más del montón, y por un instante se me olvida que somos solo granos de arena, y te recuerdo que juntos formamos algo tan bonito como la aurora boreal. Que por algún motivo el destino existe, y eso hace que me sienta un poquito más importante. 
Recalcas lo insignificante que es tu presencia, y no puedo evitar sentir como mi corazón se contrae de golpe y se vuelve un poco más pequeñito. Siempre he odiado que no valoraran lo que para mi suponía respirar. 

4 de septiembre de 2016

Keine Angst?

No sé.
No sé que va más despacio.
Si mi ordenador,
o mi capacidad de tomar decisiones.
Quizás tenga miedo.
Quizás, quizás tengo miedo.

Nuestro problema no es saber lo que es correcto o no. Nuestro problema es decidir si algo nos conviene o no. Y a mi no me conviene. De hecho, me viene mal. Fatal. Y además la casualidad de ser totalmente incorrecto. ¿Qué bien no?

A veces.
Más bien siempre.
Desearía ser completamente libre. ¿Tendrán las palomas estos problemas? ¿Pensarán las gaviotas tanto como yo en la profundidad del mar? Me estoy comiendo la cabeza por problemas del primer mundo. Como no tener un enchufe cerca de mi cama. Como no poder comprarme ropa más bonita.
Como no saber qué voy a hacer con mi vida.

Tengo miedo. Ya no solo es "quizás", porque lo sé. Estoy aterrada y no sé que hacer.
Ojalá dejarse llevar por la marea. Y olvidarme.